domingo, 20 de junio de 2010

Cuarto Escrito

La niña de las estrellas

Sentada en su lugar de costumbre, la niña de las estrellas contemplaba el firmamento. Su mirada triste evocaba el recuerdo nostálgico de los viajes que alguna vez realizó con él a su lado, surcaban los aires, se mezclaban con la atmósfera de cuerpos celestes lejanos, sentados de la misma forma como ella lo está, esperaban la lluvia, nada les gustaba más que ver llover juntos, iluminados por la alborea luz de alguna estrella lejana se juraron amor eterno y una ola de meteoros dieron fe de ese beso que cerraría el pacto sagrado.

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